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29 oct 2010

Condena

    Desde la ventana del bar, la observaba día tras día. A las nueve de la noche, ella cerraba las persianas del local que atendía y caminaba dos cuadras oscuras que la llevaban a la pensión en donde vivía.
    Cada uno de sus movimientos despertaba mi libido. Aquel día no pude contener ese impulso animal que ni yo mismo sabía que poseía. Esperé que comenzara a caminar por la vereda y salí del bar, tras ella, paso a paso en la oscuridad. Al ver que giraba la llave para ingresar, me apuré y abalancé sobre ella. Forcejeamos un instante, mientras con mi dura mano tapaba su boca para que no gritara.
    Con mi brazo aprisionándole el cuello, entramos a su habitación. Hice una mordaza con un pañuelo y até sus brazos a los barrotes de la cama. Como una fiera, arrebaté toda su ropa y me adueñé de su cuerpo, una y otra vez, sin importarme su desesperación y disfrutando cada golpe que le propinaba.
    Salí del lugar diciéndole: “No me recordarás por mucho tiempo. Estás muriendo”.
    Un desconocido está arrojando los últimos gramos de tierra sobre mi cuerpo y aún siento su voz como aquella noche, hace más de diez años, cuando, con su último aliento, respondió: “Nunca me olvidarás. Acabas de contraer sida”.

Por: Zulema Aimar Caballero
zulebm@hotmail.com

6 oct 2010

Ajo y oliva

Cerraré los ojos y sabré que estás conmigo
resollando el aire que respiro,
y apoyada en tu pecho me darás alivio
acunándome tu corazón con sus latidos.
Te querré con ajo y oliva arrullándome;
serás oliva y ajo en mi camino.


En profundo sueño sabré que estás conmigo
velando mi descanso cada minuto frío;
dormida sentiré tu cálido abrigo
porque sólo estaré soñando contigo.
Te querré con ajo y oliva templándome;
serás oliva y ajo en mi camino.


Oiré tu voz y sabré que estás conmigo
y, aunque diciendo esto sé que te engrío,
beberé tus palabras como agua de río
aprendiendo de ellas como lo hace un niño.
Te querré con ajo y oliva cultivándome;
serás oliva y ajo en mi camino.


Moveré mi cabeza y sabré que estás conmigo
acariciando mi rostro con cada suspiro;
tocaré el cielo y entraré al paraíso
y platónicamente te haré sólo mío.
Te querré con ajo y oliva ilusionándome;
serás oliva y ajo en mi camino.


Abriré los ojos y sabré que estás conmigo
al palpar tu mano sosteniendo la mía,
y al rozarme tu piel me sentiré viva
y al rozarte la mía te sentirás vivo.
Te querré con ajo y oliva cautivándome;
serás oliva y ajo en mi camino.


Asomará el sol y sabré que estás conmigo
en cada rayo que me asile,
y dejando que su luz me guíe
correré a reunirme contigo.
Te querré con ajo y oliva esperándome;
serás oliva y ajo en mi camino.


Y siempre serás ajo, fuerte, picante,
para mis aflicciones, calmante.
Y serás siempre oliva hidratante,
bálsamo reconfortante.


Y si tanto bien a mi vida haces
querré estar en tu plato cada día
convertida en albahaca suave,
fresca albahaca que arome tu vida.

Por: Zulema Aimar Caballero
zulebm@hotmail.com