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13 feb 2014

Me apenan

Me apenan los inescrupulosos y los desmesurados,
los deshonestos, los mentirosos,
los que hacen trampa porque quizás nadie lo note
y los tramposos crónicos.
Los que escudándose en la libertad de expresión
escupen calumnias e injurias a los cuatro vientos,
los que temen a la sinceridad y esconden la franqueza,
los que no saben de sencillez y los que viven de apariencias.
Los hipócritas del momento y los eternos hipócritas,
los que ostentan su cuello recto, mas se hunden en la banalidad,
los que enceguecidos por la forma, nunca llegan a ver el fondo,
los que por todo están en pie de guerra, pero luchan por muy poco.
Los que se deleitan con sus propias palabras, pero no salen a la acción,
los que hablan demasiado y escuchan muy poco,
los que ocupan su tiempo en habladurías tóxicas
y los que viven juzgando la vida de los demás.
Los carentes de humildad y los arrogantes sin remedio,
los inmisericordes y los necios,
los ladrones de guantes blancos y los ladrones en general,
los cómodos y los holgazanes.
Los que tiran la piedra y ocultan la mano,
los que callan las injusticias y no ejercen la caridad,
los perversos que disfrutan la desdicha ajena,
los envidiosos y los que aborrecen la dicha de los demás.

¡Y cómo me apenan los sicarios de la fe!,
que no conformes con haberte mutilado hasta el aliento
les fastidia que aún conserves la virtud de la esperanza,
no conciben que tu Idea del Bien se llame Dios
y todo lo bañan con un agnosticismo fashion
en su intento por quebrar tu perseverancia final.

Por: Zulema Aimar Caballero
zulebm@hotmail.com