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26 jul 2017

Errar es humano, disculparse es loable, desviar la atención es una mala costumbre

El Ministerio de Educación del Perú ha caído en lo que los periodistas llamamos “pescado podrido”, al difundir las célebres palabras del Libertador San Martín como propias de Simón Bolívar. Parece que a Don José Francisco no solo le han atropellado sus derechos de autor, sino también ¡y cuánto más grave! sus derechos de “actor”.
 
Además del sabor —no sé si amargo, pero sí extraño— que esto deja, uno se queda pensando en algunos interrogantes: ¿qué conocimientos se manejan en este Ministerio —irónicamente de educación— acerca de la Historia del país? ¿Acaso se trata de otro cambio en el currículo? ¿Qué tipo de control existe en el Ministerio, previo al lanzamiento de sus comunicados e informaciones de distinta índole? ¿Hay un responsable de comprobar la veracidad de lo que se comunica? ¿Qué es el control de calidad en los organismos públicos?
 
Hecho poco afortunado el que les toca vivir a las más altas autoridades de la Nación, a solo dos días de celebrar el aniversario de su independencia. Hecho afortunado que haya ocurrido de esta manera y no en un discurso alusivo a las fiestas patrias. Entonces, no habría chivo expiatorio.
 
El error se cometió. La disculpa llegó. Eso es loable: nos equivocamos y reconocemos el error, nos avergonzamos, nos arrepentimos de lo que hicimos y no debimos, y de lo que pudimos hacer y no hicimos. Lo que no comparto es esa costumbre de desviar las cosas, camuflándolas con bromas muy creativas pero poco educativas. Es algo que ocurre con frecuencia en la sociedad: hacer las cosas mal y reírnos para que parezca que estuvieron bien. La risa es saludable, pero no todo es chiste en la vida.
 
Una persona perdió su trabajo. Si separarlo de su puesto fue una decisión justa, ¿solamente una persona debió quedar desempleada? ¿No habrá sido una medida algo apresurada y exagerada? Perdió su trabajo y sigue ignorante, porque no recibió instrucción... ni la recibirá. ¿No viene de antes el error? ¿No sería más justo evaluar qué tan calificados están los candidatos a un puesto “antes” de emplearlos o contratarlos?
 
Particularmente, acepto con agrado las disculpas de la ministra de Educación. Además, con la velocidad a la que hoy transcurren las cosas, esto ya es una anécdota. Pero ¿qué quieren que les diga?... a mí me da la sensación de que en estos últimos meses en el Ministerio de Educación la gran preocupación por los cambios curriculares que todos conocemos y el temor a los grupos de presión quitaron tiempo para abrir los libros de Historia.
 
 
Por Zulema Aimar Caballero