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20 oct 2017

Católicos en el censo


Desinformar: dar información intencionadamente manipulada al servicio de ciertos fines.

Aprovechando el próximo censo nacional se está difundiendo un comunicado pernicioso que, más que informar, encaja perfectamente en la definición de ‘desinformación’.

El anuncio que está circulando insiste en que «si no eres practicante de la Iglesia Católica, no vas a misa y estás en desacuerdo con muchas de las opiniones del cardenal Juan Luis Cipriani, entonces no eres católico. Por lo tanto, en este censo no le digas a tu encuestador que lo eres».

Es realmente indignante la manera en que ciertos grupos tratan de manipular a las personas confundiéndolas. Y es indignante y doloroso ver cómo grupos sectarios autodenominados cristianos usan sus aparatos propagandísticos para desacreditar a la Iglesia de Cristo, única Iglesia que no reconoce a otro fundador más que al Mismísimo Jesucristo.

¿Y algo más doloroso? Sí. Darnos cuenta de que así como en pleno siglo XXI la persecución religiosa que se sufre en ciertos lugares del mundo, como por ejemplo en Siria, día tras día lleva a la muerte a quienes confiesan su Fe, en otras latitudes solo omite el dolor físico. La persecución psicológica es malicia, es intolerancia, es muerte de la mente y del alma.

Católicos somos todos los bautizados, y solamente la apostasía podría modificar esta condición. Y apostatar no es opinar diferente. Afortunadamente, en la Iglesia Católica así como hay doctrina existe también libertad para expresarse y para opinar. Afortunadamente, no es una secta en la que cientos de personas son llevadas y vigiladas, contabilizadas como ovejas sin voluntad propia, sumisas y sometidas a los delirios de una persona que se autoerige dueña de la salvación. Nunca se escuchará a un sacerdote gritarles a los feligreses que si no asisten a misa o no dejan su diezmo arderán en el infierno. Ni siquiera lo oirán solicitando buenamente un diezmo.

Hay católicos practicantes y católicos no practicantes. Hay los que pisan el templo todos los días, los que van a misa solamente los domingos y los que comulgan una vez al año. Están los que han confirmado su Fe y lo siguen haciendo cada día, y aquellos que viven “a la espera”, pero con el corazón abierto y dispuesto a decir “sí” cuando llegue su momento.

Ser católico no quita la libertad de opinar. Sacerdotes —sea cual fuere su jerarquía—, monjas, laicos, todos podemos expresarnos, siempre que lo hagamos sin olvidar el respeto por el otro y por la Institución a la que debemos fidelidad. Dar nuestro punto de vista, acertar y equivocarnos, pero sin cizañar.

Sería muy aburrida la vida si todos pensáramos igual que los demás. Pensar diferente puede ser enriquecedor si no hay malicia o insensatez en lo que se piensa. No se deja de ser católico por no estar de acuerdo con determinada opinión del cardenal X, porque no me guste el lugar de nacimiento del Papa o porque no me agrade que las monjas vistan cofia. Si los anglicanos dejaran de serlo porque los sombreros de la reina Isabel son ridículos, creo que la Iglesia Anglicana no tendría adeptos ni en la propia familia real.

El próximo domingo y todos los días de tu vida cuando alguien te pregunte cuál es tu religión, si estás bautizado en la Iglesia Católica, no tengas miedo ni dudas de responder con certeza y con mucha alegría que eres católico.

Zulema Aimar Caballero
zulebm@hotmail.com

26 jul 2017

Errar es humano, disculparse es loable, desviar la atención es una mala costumbre

El Ministerio de Educación del Perú ha caído en lo que los periodistas llamamos “pescado podrido”, al difundir las célebres palabras del Libertador San Martín como propias de Simón Bolívar. Parece que a Don José Francisco no solo le han atropellado sus derechos de autor, sino también ¡y cuánto más grave! sus derechos de “actor”.
 
Además del sabor —no sé si amargo, pero sí extraño— que esto deja, uno se queda pensando en algunos interrogantes: ¿qué conocimientos se manejan en este Ministerio —irónicamente de educación— acerca de la Historia del país? ¿Acaso se trata de otro cambio en el currículo? ¿Qué tipo de control existe en el Ministerio, previo al lanzamiento de sus comunicados e informaciones de distinta índole? ¿Hay un responsable de comprobar la veracidad de lo que se comunica? ¿Qué es el control de calidad en los organismos públicos?
 
Hecho poco afortunado el que les toca vivir a las más altas autoridades de la Nación, a solo dos días de celebrar el aniversario de su independencia. Hecho afortunado que haya ocurrido de esta manera y no en un discurso alusivo a las fiestas patrias. Entonces, no habría chivo expiatorio.
 
El error se cometió. La disculpa llegó. Eso es loable: nos equivocamos y reconocemos el error, nos avergonzamos, nos arrepentimos de lo que hicimos y no debimos, y de lo que pudimos hacer y no hicimos. Lo que no comparto es esa costumbre de desviar las cosas, camuflándolas con bromas muy creativas pero poco educativas. Es algo que ocurre con frecuencia en la sociedad: hacer las cosas mal y reírnos para que parezca que estuvieron bien. La risa es saludable, pero no todo es chiste en la vida.
 
Una persona perdió su trabajo. Si separarlo de su puesto fue una decisión justa, ¿solamente una persona debió quedar desempleada? ¿No habrá sido una medida algo apresurada y exagerada? Perdió su trabajo y sigue ignorante, porque no recibió instrucción... ni la recibirá. ¿No viene de antes el error? ¿No sería más justo evaluar qué tan calificados están los candidatos a un puesto “antes” de emplearlos o contratarlos?
 
Particularmente, acepto con agrado las disculpas de la ministra de Educación. Además, con la velocidad a la que hoy transcurren las cosas, esto ya es una anécdota. Pero ¿qué quieren que les diga?... a mí me da la sensación de que en estos últimos meses en el Ministerio de Educación la gran preocupación por los cambios curriculares que todos conocemos y el temor a los grupos de presión quitaron tiempo para abrir los libros de Historia.
 
 
Por Zulema Aimar Caballero