Secuestraré
tus ojos atrevidos…
cultivaré
su brillo y su luz anidará en los míospara ver lo que ves y mirar lo que miras.
Secuestraré tus dulces labios…
me refugiaré en ellos y dejaré que me embriaguen
con la miel de tu cariño y el sabor de tu pasión.
Secuestraré tus oídos tolerantes…
y los educaré en la percepción del eco constante
de los susurros más tiernos, de mis palabras de amor.
Secuestraré tu impecable sonrisa…
y dejaré que me contagies tu alegría,
esa que me hace feliz cada día.
Y, adueñada de tu cuerpo, te confiaré mi alma
y gozaré de la paz que prodiga tu pecho,
al son de los latidos de tu corazón satisfecho.
Y, apoyada en tu hombro, por milagro quedaré callada
ante el tentador sonido de una brisa suave,
el canto de la lluvia que tanto añoro o la dulce melodía de nuestro piano.
Por: Zulema Aimar Caballero
zulebm@hotmail.com
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