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22 jun 2010

Bajo el puente

Muy tarde en la noche cuando todo duerme
Pablito recoge su bolsa marrón,
un carro con sólo dos ruedas de goma,
su petiso cano, viejo y remolón,
un jersey de lana todo apolillado,
el gorro adorado de la selección
y en los dos bolsillos todos remendados
guarda una moneda, esconde una ilusión.

No posee llaves, no abre ni cierra puertas,
el cielo azabache es su techo mejor,
un perro lanudo le lame la mano,
le quita los miedos, le borra el pudor.
Pisando la calle bañada en rocío
ordena al caballo que empiece a marchar,
perdiéndose pronto en la gélida noche,
recorriendo su ruta hasta el muladar.

No sabe de números, menos de letras,
perdió su derecho a la educación,
conoce al dedillo Barracas y el puerto,
San Telmo, Retiro y Constitución.
Transita veredas entre proxenetas,
rameras y adictos a drogas y alcohol
y en las rojas puertas del bajo mundillo
ve cómo se enciende la prostitución.

Va alzando botellas, diarios y cartones,
hurgando en los restos de un bar que cerró,
y con medio cuerpo metido en los tachos
busca en la basura su alimentación.
Y cuando algo descubre su alma revive,
se burla del mundo que lo castigó;
pensando en la suerte que al fin lo acompaña,
agradece a todos, da gracias a Dios.

Si encuentra suficiente pega la vuelta,
la luna se desmaya, empieza a aclarar,
con el carro lleno presiona al caballo
para que no se detenga a descansar.
En su bolsa guarda toda la comida,
no prueba bocado antes de llegar.
Sabe que su hermano espera bajo el puente
un pan duro para desayunar.


Por: Zulema Aimar Caballero
zulebm@hotmail.com

4 comentarios:

  1. Argentinos escribió:
    Excelente!!

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  2. Elvio Bautista escribió:
    Hoy regresé. Hoy leí tu nuevo escrito. Hoy, sigo pensando que escribir es hablar en silencio y con palabras tan medulares, tan profundas, que anulan las mías y me llevan a decir algo ya reiterado. ¡Te felicito, es maravilloso! E.B.A.

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  3. Gladys Alba María Caballero escribió:
    Es triste que esa sea la triste realidad de nuestra hermosa Buenos Aires.
    Poco salgo de noche. No hay tiempo, no hay ganas, no hay plata..., sin embargo con sólo abrir los ojos al caer la tarde o mirar las noticias en lugar de las estupideces que nuestro gobierno nos propone en su "canal de televisión pública" tu relato se escapa de la poesía y nos llega al corazón.

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  4. Perdón por la demora en dejar mi agradecimiento.
    Aprecio mucho los comentarios y las críticas que aportan aquí y también vía e-mail.

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Comentarios: